Quizá algún día los ricos sean los pobres, y
los humildes opulentos que, al negarse el dinero, llenaron su corazón de oro y
taparon la avaricia que ciega al mundo. No hay nada más bajo que la traición,
no a los amigos, sino a la patria que amamanto tu ser y te dio la vida, ya que en
la corrupción reside el pozo donde la humanidad se descompone y alimenta al
hambre y la codicia ¿Qué ganaste con el dinero más que vaciar tu alma y
volcarla en la nada, más que abandonar al hombre y convertirlo en mueble? Tal vez
algún día entendamos que los billetes no sanan la herida de vivir la vida sin
amor ni alegría.
Zipi
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